La provincia de Río Negro convocó a un nuevo encuentro del ciclo de charlas que ya se ha convertido en un clásico semanal. En esta edición, las conferencias se centraron en los últimos avances de la tecnología de electrólisis del agua y un análisis del Hidrógeno desde una perspectiva socio-territorial y ambiental.
Por Lic. Daniela Bentivoglio
La jornada estuvo moderada por Marcia Sandoval, subsecretaria de Recursos Humanos de la Secretaría General de la Gobernación, quien enmarcó la iniciativa de los jueves dentro del Plan Estratégico de Hidrógeno Verde de la provincia, al tiempo que presentó a los disertantes que tendrían a cargo las dos ponencias del día.
El Ing. Florencio Gamallo es socio fundador de la Asociación Argentina de Energía Eólica y miembro de la Asociación Alemana de Hidrógeno y Celdas de Combustible. En su amplio CV también se destaca su rol como revisor del Plan Nacional del Hidrógeno según la ley 26.123.
Por su parte, el Mg. Héctor Omar Etcheverry se desempeña como CEO y Director de Proyectos de Hidrógeno y Energía Renovable en Haizea Energía Renovable, y es promotor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
Electrólisis del agua: estado de la tecnología y proyectos internacionales
La primera charla comenzó con un repaso conceptual sobre la electrólisis, el proceso por el cual se obtiene Hidrógeno a partir de agua mediante la aplicación de una corriente eléctrica: “Es un proceso electroquímico sencillo y eficiente que permite descomponer el agua en sus dos elementos constitutivos, que son el Hidrógeno y el Oxígeno”, precisó el experto, para compartir luego más detalles sobre el funcionamiento de los electrolizadores.
A la electrólisis se la conoce desde principios del siglo XIX, y su primera aplicación industrial tuvo lugar en la década de 1920. “Se popularizó como un modo práctico de obtener Hidrógeno y Oxígeno de alta pureza y llegaron a construirse plantas muy grandes hasta aproximadamente mediados de los años ’70. A partir de ese momento surgieron otras tecnologías de provisión de Hidrógeno que comenzaron a resultar económicamente más atractivas y, consecuentemente, la electrólisis de alta potencia empezó a desaparecer un poco del mercado. Se retomó el interés 30 años después, cuando apareció la idea de utilizar al Hidrógeno como combustible para reemplazar a los fósiles”, apuntó el Ing. Gamallo.
Tras referirse a la evolución de las distintas fuentes de energía a lo largo del tiempo y compartir algunas proyecciones al respecto, el especialista hizo hincapié en el protagonismo que se prevé que tomará la energía solar térmica para el año 2030, y señaló que “la electrólisis de gran potencia será un pilar fundamental en el establecimiento de una economía del Hidrógeno”.
“Los electrolizadores son básicamente todos iguales en su constitución física pero difieren en ciertas cualidades dependiendo de las aplicaciones para las cuales hayan sido concebidos. Hay electrolizadores pequeños, medianos y grandes. Con los primeros se pretende obtener Hidrógeno de forma rápida y fácil en pequeñas cantidades, sin importar demasiado la eficiencia del proceso y obteniendo el producto sin dificultades técnicas a un costo razonablemente bajo. Hay muchísimos electrolizadores pequeños en el mercado, seguramente sean los más populares. Se utilizan en la industria eléctrica, en gases de soldadura, en joyería (los metales preciosos se funden con llama de Hidrógeno), etc. Suelen formar parte de talleres o laboratorios”, explicó Gamallo.
En cuanto a los electrolizadores de potencia media, describió: “Están básicamente orientados a satisfacer demandas industriales constantes en altas condiciones de seguridad. Están ubicados en plantas industriales, por lo que deben ser equipos más robustos, dado que los niveles de Hidrógeno que producen son más grandes. Necesitan de requerimientos operativos mayores y son altamente automatizados. A una escala mayor, llegamos a los electrolizadores de gran potencia”.
“Todos los electrolizadores tienen los mismos componentes internos, pero no todos están construidos con los mismos materiales ni operan de la misma manera”, advirtió el ingeniero. En esa línea, repasó las tecnologías disponibles (alcalinos, PEM y SOE) y mostró algunos ejemplos de plantas recientemente construidas con fines energéticos, como la alemana emplazada en Prenzlau y la planta que se encuentra próxima al aeropuerto de Berlín. Por último, el Ing. Gamallo hizo mención al proyecto Djewels, la planta de electrólisis de nueva generación más grande de las que actualmente se encuentran en construcción.
Valles de Hidrógeno: Desarrollo ambiental y territorial
El Mg. Héctor Etcheverry inició su presentación con un mensaje de alerta: “Hay que actuar ahora. La suba de 1,5°C de la temperatura terrestre es inevitable. Y si no ponemos un freno ya, el calentamiento global superará los 2°C e incluso podría llegar a 4°C para fin de siglo, según el último informe del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático, por sus siglas en Inglés)”.
Luego de analizar las consecuencias del aumento de temperatura, donde se destacan los eventos climáticos extremos y el incremento del nivel del mar, entre otros, el experto hizo mención a las acciones necesarias para frenar esas consecuencias. Al respecto, señaló el Acuerdo de París, que busca “mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2°C, y perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1,5°C”.
“Es aquí donde entra el Hidrógeno -continuó Etcheverry-, un portador de energía prometedor con múltiples usos y el potencial para desempeñar un papel esencial en la consecución de recortes profundos de las emisiones y una mayor seguridad y resistencia del sistema energético mundial a escala. Es la opción más viable para descarbonizar la economía a nivel mundial, tanto desde el punto de vista de la electricidad como de los sectores más complejos, como la siderurgia, cementeras, transporte, fertilizantes, etc. Por su versatilidad podría enfocarnos en las cero emisiones para el 2050”.
“El Hidrógeno Verde es una herramienta fundamental para lograr las metas de descarbonización y reducción de gases contaminantes. Sin embargo, para permitir y facilitar esa anhelada transición energética hacia una matriz limpia, sustentable y renovable, es necesario superar varios obstáculos y desafíos, como la inexistencia o insuficiencia de los marcos normativos vigentes en los países de Sudamérica”, subrayó el expositor.
En cuanto al contexto nacional, advirtió que en el país hay diversos planes vinculados con el Hidrógeno “pero uno solo, privado y pequeño en funcionamiento”, y que la “ley de promoción” sancionada en 2006 nunca llegó a reglamentarse.
Posteriormente, el especialista introdujo el concepto de “valles de Hidrógeno Verde”: “El concepto de valle de Hidrógeno habla de integrar el sector público, privado y académico, en políticas públicas, cadenas de valor, para potenciar el desarrollo de la economía del Hidrógeno en una región o regiones, que a partir de la integración permita una economía de escala. El concepto surgió en Europa y lo está empleando Chile, y es un poco lo que ha hecho Río Negro, que a partir de su estudio de pre-factibilidad planteó el potencial de su territorio en este tema”.
Acercándose al final de su intervención, Etcheverry analizó las barreras a las que se enfrenta el desarrollo de la economía del Hidrógeno, donde la regulación, permisos y normativas se vuelven indispensables, al tiempo que señaló los valles de Hidrógeno Verde del país: “Por un lado, el NOA-CUYO con la energía primaria fotovoltaica, y por otro la PATAGONIA-CUYO-BUENOS AIRES con la eólica. También sería posible un tercer valle en el NEA con el desarrollo de biomasa y la zona Centro con Bio-Alcohol y Bio-Hidrógeno”.
El experto enfatizó el potencial de las zonas del Puerto de Bahía Blanca y Quequén: “El desarrollo de pilas de combustible para la movilidad, incluidas las embarcaciones oceánicas, posiciona a estos dos puertos como polos de desarrollo del Hidrógeno Verde, incluyendo el metanol y el amoníaco dentro de los procesos de la industria química, los fertilizantes verdes y el mercado de exportación”.
También hizo mención a los proyectos en “isla”, que permitirían “un suministro de energía autosuficiente para un lugar donde la red eléctrica no está disponible, pudiendo crear un valle de Hidrógeno con desarrollo y empleo local”.
Por último, Etcheverry cerró su disertación repasando los beneficios de la Economía del Hidrógeno y su potencial en términos socio-ambientales: “Permite un mayor uso de fuentes renovables, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, puede impulsar un turismo verde, y mejorar la calidad de vida en general, además de la promoción del empleo y el cumplimiento de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Hidrógeno no debe ser visto solamente como un Carrier energético, sino también como un vector de desarrollo ambiental, económico, social y territorial, desde el sector PYME hasta proyectos de economía en escala con grandes actores”.