Llegó la séptima entrega del Ciclo en el que cada semana la Provincia de Río Negro convoca a destacados expertos para analizar el estado del arte de la producción y aplicación del Hidrógeno, sus perspectivas como motor de desarrollo y el rol clave del Hidrógeno Verde en la lucha contra el cambio climático.
POR LIC. DANIELA BENTIVOGLIO
En esta ocasión el moderador fue Ignacio Bordoli, a cargo de la oficina de Gestión de Índices Públicos y Privados de Río Negro, quien definió a esta serie de encuentros como “un espacio de aprendizaje para empezar a explorar las bondades del Hidrógeno y puntualmente el Hidrógeno Verde, analizando cómo Río Negro se puede posicionar en este tema”.
Los oradores invitados en esta 7° entrega del Ciclo fueron el Ing. José Luis Aprea y la Dra. Carolina Bagnato.
Normalización en Tecnologías del Hidrógeno
El Ing. Aprea es Jefe de Tecnología e Ingeniería de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Arroyito; miembro fundador de la Asociación Argentina del Hidrógeno; profesor en la Universidad del Comahue y presidente del ISO TC 197 sobre Tecnologías del Hidrógeno en IRAM Argentina.
Su ponencia se tituló “Un camino seguro para el desarrollo de las tecnologías del Hidrógeno”, y se centró, en línea con sus antecedentes profesionales, en la normalización nacional, regional e internacional vinculadas con el desarrollo del Hidrógeno, con una especial referencia al Comité Técnico ISO TC 197.
En primer lugar, el experto explicó que el alcance de este Comité tiene que ver con la “normalización en el amplio campo de los sistemas y dispositivos para la producción, almacenaje, transporte, medida y utilización del Hidrógeno en todas sus formas”.
El Comité Técnico ISO TC 197 está integrado por 25 miembros plenarios, entre ellos Argentina, y 14 miembros observadores. Su Secretariado General está en manos de Canadá. Cuenta con 14 grupos de trabajo activos a nivel global y contribuye con seis Objetivos de Desarrollo Sostenible: Agua limpia y saneamiento; Energía asequible y no contaminante; Industria, Innovación e Infraestructura; Ciudades y comunidades sostenibles; Producción y consumo responsables y Acción por el clima.
“Esta normalización, como cualquier otra -explicó Aprea-, exige la obtención de consensos técnicos en un marco de respeto mutuo de todos los actores, transparencia y comportamiento ético para obtener las mejores normas para todo el mundo. Eso significa ISO: igual para todos. Refiere por supuesto a la sigla de International Organization for Standardization (Organización Internacional de Estandarización), pero lleva la impronta de ese concepto griego de ‘igualdad’”.
El experto también comentó que la creación del ISO TC 197 en Argentina para la normalización en los sistemas del Hidrógeno fue promovida a mediados de 1997 por la Asociación Argentina del Hidrógeno (AAH), con el objetivo de constituir al país como Miembro plenario del Comité, siendo IRAM el representante que cubre los aspectos de normalización a nivel nacional.
Posteriormente, el Ing. Aprea repasó algunos hechos históricos relacionados con el referido Comité, al tiempo que definió los propósitos que persigue la normalización en el campo del Hidrógeno. Entre ellos, señaló: “Armonizar los métodos de ensayo y los criterios de calidad que se requieren para el uso del Hidrógeno en todas sus formas, así como también asegurar la protección del medio ambiente de los daños inaceptables vinculados a producir y usar el Hidrógeno”.
Luego, el expositor enmarcó sus consideraciones institucionales repasando los antecedentes de la ISO recordando que se trata de una Asociación Legal integrada por los organismos nacionales de Estandarización de más de 165 países que son apoyados por un Secretariado General ubicado en Ginebra, Suiza. Además, detalló cómo es el proceso de normalización, cuyo resultado es la publicación de normas.
El especialista compartió asimismo algunas características de los distintos grupos de trabajo del Comité ISO TC 197, y los diversos aspectos de la temática del Hidrógeno que cada uno cubre. Uno de los factores en común (entre otros) es el objetivo de garantizar la seguridad para minimizar riesgos evitables en personas y bienes, sumado a la necesidad de proteger el medio ambiente de daños que pudieran surgir por efecto de los productos, procesos y servicios ligados a la tecnología del Hidrógeno.
“Actualmente, las normas publicadas cubren la gran mayoría de los aspectos vinculados con el Hidrógeno, siendo las más destacadas la IRAM ISO 14687, que refiere a las especificaciones del Hidrógeno y su calidad como tal, y la 15916 sobre las consideraciones básicas de seguridad de este elemento. Las tecnologías van avanzando, y en paralelo también lo hacen las normativas”, enfatizó el expositor.
Tras una serie de acotaciones técnicas sobre la tecnología del Hidrógeno, su sistema de integración en su uso como combustible y sus distintas aplicaciones, el Ing. Aprea advirtió que “durante mucho tiempo cada fabricante siguió sus propias reglas y especificaciones, dando lugar a confusiones en cuanto a su calidad, por eso es importante contar con la norma 14687 que define las características mínimas de calidad”. “La normalización de la tecnología del Hidrógeno -continuó- permite eliminar barreras comerciales, acelera su implementación y la hace más económica y segura”.
“En definitiva -concluyó Aprea-, para el caso del Hidrógeno se especifican estándares que tienen que ver con la especificación de calidad, seguridad, almacenaje, producción y usos. Y a medida que surgen nuevas tecnologías y aplicaciones, se estudian, se proponen y se desarrollan nuevas normas específicas”.
Hidrógeno a partir de algas
El novedoso concepto que titula este apartado, que anuncia una producción biológica del Hidrógeno, resume el corazón de la charla de la Dra. Carolina Bagnato, investigadora adjunta del CONICET en el Instituto de Energía y Desarrollo Sustentable en el Centro Atómico Bariloche (CAB) de la CNEA, y profesora asociada de la Universidad Nacional de Río Negro.
“En el Laboratorio de Bioenergía IEDS del CAB trabajamos con algas cultivándolas en condiciones controladas de luz y temperatura para su estudio”, adelantó la experta para explicar luego que las algas permiten aplicaciones biotecnológicas en tres áreas principales: Biorremediación y tratamiento de efluentes; Producción de metabolitos de interés con alto valor agregado para la elaboración de biofármacos, pigmentos, sustancias de alto valor nutricional, etc., y Producción de energías alternativas (biocombustibles como biodiésel y bioproducción de Hidrógeno). En este último aspecto se centró su ponencia.
La Dra. Bagnato explicó los dos métodos principales de producción de Hidrógeno con algas: uno surgido a partir de la fotólisis directa del agua, cuyo resultado es la obtención de Hidrógeno gaseoso y biomasa algal; y otro que se desarrolla por fermentación de biomasa, donde intervienen bacterias.
Seguidamente, la especialista del CAB definió las ventajas y desventajas de la producción de Hidrógeno a partir de algas. Como puntos positivos señaló que se trata de una tecnología renovable amigable con el entorno; que el tema de los cultivos masivos está resuelto; que el desarrollo de biomasa permitiría la mitigación de contaminantes y que el subproducto (biomasa algal residual) podría utilizarse para otros productos de interés que “tanto en términos energéticos como económicos podrían subsidiar la producción de Hidrógeno con algas”.
Como puntos a mejorar, la experta advirtió que esta tecnología todavía se encuentra en escala de laboratorio y que la cantidad de Hidrógeno que se puede obtener por estos métodos es relativamente baja. Además, “se trata de procesos biológicos cuyo monitoreo requiere de operación y control que impactan en los costos, al tiempo que falta información sobre las cepas de algas y bacterias que participan en los procesos, al igual que se necesita de más estudios y análisis técnico-económicos”.
Una de las propuestas para mejorar el rendimiento global de estos procesos tiene que ver con el concepto de bio-refinería de algas para la producción biológica de Hidrógeno acoplando los dos métodos que describió la experta.
Finalizando su exposición, la Dra. Bagnato compartió una experiencia que con su grupo de trabajo llevaron a cabo en Bariloche, referida al aislamiento de algas y su capacidad para crecer y remediar efluentes. Como resultado concluyeron que es posible desplegar una estrategia para el tratamiento de efluentes y producir biomasa para la generación de biodiésel y biohidrógeno.
Por último, la especialista reflexionó: “Es absolutamente necesario que estemos pensando en formas alternativas de producir energía. Es fundamental por dos razones: los hidrocarburos no son recursos renovables y tienen un alto impacto en el ambiente. Además de buscar formas alternativas resulta sustancial hacerlo de manera sustentable. Pero hay también otra pregunta que es importante hacernos: ¿para qué queremos esa energía que deseamos producir? Y esto trae aparejado el hecho de que debemos hacer un uso racional de la energía. En este sentido quería comentarles que en el IEDS hemos hecho varios estudios de investigación que están disponibles en la página del Instituto”, finalizó Bagnato.