Gracias a su infraestructura portuaria, su acceso a energía renovable y su industria química consolidada, el Puerto de Bahía Blanca se posiciona como el ámbito ideal para el desarrollo de un hub de producción, consumo y exportación de hidrógeno de bajas emisiones y sus derivados. Con estas ventajas estratégicas, el puerto, la ciudad y su región están en condiciones de liderar la inserción del país en el mercado global.
Por MARTÍN VIRDIS. COORDINADOR DE DESARROLLO E INNOVACIÓN
DEL CONSORCIO DE GESTIÓN DEL PUERTO DE BAHÍA BLANCA
Argentina: un gigante energético en potencia
Además del fuerte crecimiento actual en la producción y exportación de petróleo, gas y sus derivados, el país cuenta con condiciones inmejorables para la generación de energías renovables y su comercialización transformándolo en hidrógeno. La Patagonia y el sur de la provincia de Buenos Aires poseen algunos de los mejores vientos del mundo, con factores de capacidad superiores al 50%, lo que favorece la producción de hidrógeno verde a costos competitivos. Además, Argentina dispone de grandes reservas de gas natural, clave para la producción de hidrógeno azul, con la posibilidad de aplicar tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS) para reducir su impacto ambiental.
La demanda global de hidrógeno de bajas emisiones y sus derivados está naciendo y se espera que aumente fuertemente en los próximos años. Europa y Asia han fijado ambiciosos objetivos de descarbonización, y buscan importar grandes volúmenes de hidrógeno de bajas emisiones en las próximas décadas. En este contexto, Argentina tiene la oportunidad de convertirse en un proveedor clave de estos mercados.
Bahía Blanca: el mejor lugar para comenzar
Dentro del territorio argentino, Bahía Blanca emerge como la mejor opción para comenzar rápidamente con el desarrollo de un hub de hidrógeno de bajas emisiones. La ciudad ya es el principal productor de hidrógeno del país, con una producción anual de aproximadamente 200.000 toneladas, representando el 60% del total nacional. Además, el puerto de Bahía Blanca es uno de los 38 puertos del mundo exportadores de amoníaco.
Por otra parte, es el único del país que cuenta con terminales especializadas y una infraestructura adaptable para la exportación de hidrógeno y sus derivados, sumado a que es el principal puerto receptor de equipamiento para el montaje de parques eólicos.
Su cercanía a gasoductos y redes de transmisión eléctrica facilita tanto la producción como el transporte del recurso. La zona también alberga industrias petroquímicas que podrían beneficiarse del hidrógeno para descarbonizar sus procesos productivos.
Adicionalmente, la ciudad cuenta con una sólida base académica y científica. Instituciones como la Universidad Nacional del Sur, el PLAPIQUI (UNS-CONICET) y la Universidad Tecnológica Nacional forman especialistas y generan conocimiento científico con foco en este sector, proporcionando el capital humano necesario para el desarrollo de esta industria.
Desafíos para el desarrollo del ecosistema del hidrógeno
A nivel internacional, los principales desafíos son el alto costo actual en relación a otros combustibles, la incertidumbre sobre sus usos y la consolidación de su demanda, como así también el costo y disponibilidad de equipamientos como electrolizadores y de insumos claves como el agua.
En el ámbito nacional, Argentina enfrenta la necesidad de definir un marco regulatorio claro y atractivo para las inversiones en hidrógeno. La falta de incentivos fiscales específicos, la incertidumbre macroeconómica y la necesidad de financiamiento internacional son obstáculos que deben ser abordados para garantizar el desarrollo sostenido del sector.
En Bahía Blanca, si bien existen ventajas competitivas significativas, se requieren inversiones en la adaptación del puerto para el transporte, almacenamiento y embarque seguro de hidrógeno y sus derivados a gran escala. También es crucial ampliar la infraestructura de producción de energía renovable y su transporte, para garantizar el suministro de electricidad limpia a los proyectos de producción de hidrógeno verde. Finalmente, encontrar una formación geológica en las cercanías de la ciudad que permita la inyección de CO2 va a ser clave para garantizar la producción de hidrógeno azul y acelerar la descarbonización de la industria local.
Conclusión
Argentina tiene el potencial de convertirse en un actor global en la economía del hidrógeno, y Bahía Blanca es el lugar ideal para comenzar esta transformación. Con sus ventajas logísticas, industriales y científicas, la región está en una posición privilegiada para liderar la producción y exportación de hidrógeno verde y azul, así como de sus derivados, como el amoníaco y los combustibles sintéticos.
La clave del éxito estará en la acción coordinada entre el sector público y privado, con una visión estratégica que impulse el desarrollo de infraestructura, marcos regulatorios claros e incentivos para la inversión. Si se avanza en esta dirección, Bahía Blanca puede consolidarse como el primer hub de hidrógeno de Argentina y un referente en la transición energética.
*NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN NÚMERO 13 DE LA REVISTA HVH. Accedé aquí a la revista