¿Puede Latinoamérica abastecer al mundo con hidrógeno?
Joerg Husar, Manager del Programa de América Latina en la Agencia Internacional de Energía (AIE), reflexiona sobre este interrogante en el informe “Hacia una Estrategia Nacional Hidrógeno 2030”, presentado en 2021 por el Consejo Económico y Social de la República Argentina.
Estudios preliminares de carácter global muestran que la región de América Latina tiene potencial para llegar a precios y a costos muy competitivos para la producción de hidrógeno bajo en carbono, principalmente el producido en base a electrólisis, energía eólica y solar.
Durante el año 2020 se constituyó una mesa interministerial en conjunto con el Programa de América Latina en la Agencia Internacional de Energía y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde quedó plasmada la voluntad de avanzar en una estrategia integral en materia de hidrógeno como alternativa energética. Ese impulso derivó en la definición de un estudio regional en la materia.
Actualmente, y como consecuencia de esos esfuerzos, se está elaborando un panorama del hidrógeno en la región, tanto en lo referido a la producción como con respecto a las potencialidades de los diferentes países para escalar los valores actuales de generación de hidrógeno, con miras a convertirse en un proveedor mundial.
Los resultados preliminares permiten detectar cuatro actores principales, que actualmente están utilizando hidrógeno en base a materias fósiles. Estos actores podrían ser los primeros eslabones para descarbonizar la matriz energética, sustituyendo ese hidrógeno por otro más limpio, ya sea el azul, el verde o el rosa. En ese punto, la República Argentina tiene una ventana de oportunidades ya que posee una base industrial bastante diversificada.
Conjuntamente a la demanda por descarbonizar aquellos sectores industriales que consumen hidrógeno en base a combustibles fósiles, también existe el reto de establecer nuevos usos. Entre ellos, en el sector del transporte y en otros tres sectores industriales que podrían utilizar el hidrógeno como vector energético. Sin embargo, para avanzar en esa segunda fase las tecnologías necesarias aún no están maduras. Se requiere investigación y desarrollo en el sector científico, a la vez que formar recursos humanos calificados, un desafío tanto impostergable como complejo de abordar.
En ese sentido, para impulsar la reconversión energética, los países vienen ejecutando diferentes estrategias, como poner un precio de referencia para el hidrógeno, fijar el precio del carbono, establecer metas y personificaciones por sectores, otorgar incentivos fiscales, apoyar proyectos pilotos y fortalecer las colaboraciones público-privadas que puedan impulsar el desarrollo.
Al momento de pensar en una estrategia nacional en la materia hay cuatro pasos que deberían ser los prioritarios en todos los países de la región. El primero es la reconversión de las industrias que emplean hidrógeno gris por otro menos contaminante. El segundo, mejorar las condiciones de acceso al financiamiento necesario para la adquisición de tecnologías y la exploración de nuevas potencialidades del hidrógeno en sus diferentes variantes.
La investigación y el desarrollo son fundamentales para adaptar soluciones tecnológicas por lo que, como tercer paso, destacamos la coordinación entre el sector público, la investigación y el sector privado. Allí está el triángulo que permitirá establecer prioridades conjuntas, hacer estas investigaciones estratégicas y coordinar esfuerzos. Por último, se necesitan medidas no solo para adaptar estándares internacionales a nivel nacional sino, también, para empezar a influir desde los países en los estándares internacionales.